Alianza Brasil-Uruguay: un freno a las brisas bolivarianas

En medio de las protestas instigadas por la izquierda en las calles de la región, la derecha cobra fuerza en las urnas con Lacalle y Bolsonaro

Mamela Fiallo Flor

Luego de cinco días de expectativa, finalmente se confirmó el triunfo de Luis Lacalle Pou en Uruguay y consigo el fin de 15 años bajo un gobierno de izquierda alineado a Cuba y Venezuela. Ahora, el principal referente de la derecha política en la región, Jair Bolsonaro, anunció que van a «trabajar juntos».

Bolsonaro llamó por teléfono al presidente electo Lacalle Pou y aseguró que viajará a Uruguay para su asunción el 1 de marzo de 2020. También invitó a su homónimo a viajar antes a Brasil y este aseguró que irá «en breve»

Por medio de un comunicado oficial, emitido por el Palacio de Itamaraty, la sede de las Relaciones Exteriores de Brasil, Bolsonaro le deseó éxito a su par uruguayo y se comprometió a trabajar «en conjunto por el bienestar de ambos pueblos».

En respuesta, Lacalle Pou anunció que el vínculo entre ambos beneficiará no solo a sus respectivos países, sino a todos los países de la región.

Sin haber iniciado su gobierno, ya empezó a gestar cambios en el continente. Mientras las calles de Colombia, Chile, Ecuador y Bolivia se han visto alteradas por grupos insurgentes, fogoneados por sectores de la izquierda y coordinadas e incluso financiados desde Venezuela y Cuba, Uruguay ofrece algo distinto, sacar a la izquierda en las urnas. Lo opuesto a Argentina que votó por el regreso de los aliados del socialismo del siglo XXI.

Brasil se acerca a Uruguay y se distancia de Argentina

Al respecto, Bolsonaro anunció «Argentina hizo mala elección, no felicitaré a Fernández». De hecho, ni Bolsonaro ni ninguno de sus dignatarios se ha comunicado con representantes del presidente electo, Alberto Fernández, quien asumirá la presidencia de Argentina el 10 de diciembre.

Bolsonaro declaró que no acudirá al acto de su investidura. Sin embargo, sí enviará a un representante: el ministro de Ciudadanía, Osmar Terra.

No es un dato menor que Fernández ha sido hostil con Bolsonaro, detonando la tensión entre ambos mandatarios. Fernández acusó a Bolsonaro de ser “racista, misógino y violento”, entre otros epítetos.

Y no solo eso, ha sido activo en la campaña para la excarcelación de Lula Da Silva, sentenciado por corrupción. Fernández le exigió a Bolsonaro la liberación de su coideario.

Por su calidad de cómplice, Bolsonaro le ha llamado un “bandido de izquierda” a Fernández. Aunque en días recientes la relación entre ambos se ha tornado más diplomática, en nada se compara con la situación entre Uruguay y Brasil actualmente.

En vista que Argentina, Brasil y Uruguay son miembros de Mercosur, la relación entre sus mandatarios influye sobre comercio internacional, que Bolsonaro asegura seguirá en pie.

Lo cierto es que con la tensión actual que existen en las calles de diversos países de la zona, en los días venideros la región podría organizarse de forma que se visibilicen ciertas alianzas y también antagonismos.

Según el mapa actual, Sudamérica está gobernada mayormente por la centro-derecha, ya que la izquierda perdió dos bastiones: Uruguay y Bolivia.

Sin embargo, Lenin Moreno (que llegó al poder con la izquierda) en Ecuador, al igual que Sebastián Piñera en Chile, han cedido a varios de los reclamos de los manifestantes y de las marchas impulsadas por la izquierda.

En el caso de Chile, las protestas están respaldadas por el Frente Amplio y el Partido Comunista, incluso se avecina un cambio constitucional que asegure “derechos sociales”. Dicho en las palabras de Diosdado Cabello, los chilenos exigen lo que «ya nos dio el presidente Hugo Chávez en Venezuela».

Ante lo cual, las elecciones en Uruguay impactan no solo al país, sino a toda la región, ya que sirve como un freno al avance de las brisas bolivarianas. Y la alianza con un referente de derecha como Bolsonaro logrará inclinar aún más la balanza hacia la derecha.

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