La larga ausencia en Nicaragua de Daniel Ortega, el único presidente de América Latina que no ha aparecido en público ante la crisis del covid-19

La última vez que a Daniel Ortega se le vio fue el 12 de marzo en una reunión virtual que tuvo con los presidentes de los países miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), en la que conversaron sobre cómo enfrentar la pandemia de coronavirus.

La ausencia del presidente de Nicaragua genera dudas e incertidumbre en la población, en un momento en el que todos los gobiernos del mundo buscan tomar medidas y afrontar la crisis.

«La ausencia de Ortega, combinada con una política de secretismo, causa que las personas no estén seguras de nada; esto aumenta la ansiedad que la ciudadanía está viviendo ante este evento sin precedentes», dice Eduardo Enríquez, jefe de redacción del diario local La Prensa.

«Es en estas situaciones que los países necesitan un liderazgo confiable y aquí ese liderazgo está ausente», agrega.

Rosario Murillo, la voz oficial

«¿Y Ortega? ¿Por qué no aparece para nada? Esconde la cara, su régimen es negligente e irresponsable, poniendo en peligro la vida de los nicaragüenses», escribió el pasado 20 de marzo la exguerrillera sandinista Dora María Tellez en Twitter.

Todos los días, al mediodía, Rosario Murillo,vicepresidenta y esposa de Ortega,informa del avance del coronavirus en el país. Lo hace a través de los canales oficialistas y brinda pocos detalles.

Murillo es la voz oficial del gobierno en el país centroamericano y quien, en medio de poemas y versículos bíblicos, insiste en recordarle a los nicaragüenses la existencia de Ortega.

«Nuestro comandante Daniel nos orienta, nos instruye, y él mismo está en comunicación y coordinación con todas nuestras autoridades», asegura.

La ausencia de Ortega y la centralización de la información alrededor del coronavirus genera dudas sobre si las cifras que brindan son reales.

Mientras, los empresarios han pedido al gobierno que les permita a los hospitales y laboratorios privados hacer pruebas del covid-19.

Sin medidas preventivas

El gobierno, a pesar de las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no ha tomado ninguna medida de prevención para evitar el contagio.

No ha suspendido clases ni en colegios ni universidades, no ha impuesto restricciones en las fronteras, tampoco ha prohibido eventos masivos y no ha declarado ningún tipo de cuarentena.

Ha apostado, en cambio, por tomar medidas que han sido duramente criticadas por la ciudadanía, como continuar realizando eventos masivos.

El pasado 14 de marzo convocó a una marcha llamada «Amor en tiempos del covid-19» para «combatir» la pandemia. A la manifestación asistieron funcionarios y partidarios del gobernante Frente Sandinista.

A pesar de que una de las orientaciones de la OMS es el distanciamiento social, Rosario Murillo anunció en marzo que funcionarios del Ministerio de Salud realizarían visitas casa por casa para «informar» sobre el covid-19.

Según Murillo, han visitado a más de 700.000 familias en todo el país.

«Ningún sistema de salud del mundo ni los mejores han podido soportar la carga que significa el covid-19. Pensar que en Nicaragua lo tenemos (controlado) es una ilusión y si no comenzamos a planificar ya cómo vamos administrar este desastre, puede haber un caos mayor, que traerá más daños a la familia nicaragüense», asegura el epidemiólogo Leonel Argüello, del Comité Científico Multidisciplinario.

La única evidencia que hay por ahora, dice Argüello, es que el distanciamiento social y quedarse en casa funciona.

En el caso de Nicaragua, a la crisis sanitaria se le suman una serie de factores de riesgo adicionales que no tienen los países desarrollados, asegura el epidemiólogo.

«Entre ellos, la ausencia de agua segura y permanente, una recolección insuficiente y periódica de desechos sólidos o basura, una práctica de no lavarse las manos, hacinamiento, poca educación en salud».

Pero además, se «suma una aparente normalidad y una falsa seguridad de que no nos va a suceder lo que está ocurriendo en España e Italia, en un país donde no hemos tomado todas las medidas de prevención y preparación frente al desastre inminente».

No existe ninguna evidencia científica de lo que ocurrirá en Nicaragua, asegura Argüello, sin embargo, afirma que «diferentes investigadores señalan que podemos llegar a tener entre 300.000 y 600.000 casos y entre 10.000 y 48.000 fallecidos».


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