Las 5 ironías que reveló Alex Saab: un mal chiste para los venezolanos

La misiva del testaferro de Nicolás Maduro lleva consigo una serie de paradojas con las que los venezolanos no sabrían si reír o llorar

Por : Sabrina Martín /PanamPost

El primer ministro de Cabo Verde, donde está detenido Alex Saab, respondió sarcásticamente a la carta que le envió el testaferro de Nicolás Maduro; una misiva que se publicó en tono amenazante y con un ligero soborno por parte del empresario colombiano.

La descarada carta de Saab solo dejó evidencia de cuán triste es la realidad para los venezolanos: se trata de un colombiano disfrazado de víctima que se ganó un pasaporte diplomático por ser complaciente a Maduro. Hoy denuncia «detención injusta» mientras el régimen al que defiende tiene más de 300 presos políticos.

El primer ministro caboverdiano, Ulisses Correia, dijo a los medios de comunicación que «no toma nota de este tipo de cartas» y no habla del tema que se encuentra en la Corte:

La gente conoce el buzón del Palacio de Gobierno, si tiene cartas que enviar, las envía directamente a la oficina del Primer Ministro. No comento cartas publicadas en los medios de comunicación.

Saab, quien está vinculado a casos de lavado de dinero, violación de sanciones internacionales, narcotráfico y terrorismo, decidió escribirle a Correia para cuestionar su detención, a la que calificó como «injusta». Sin embargo, se sintió con la potestad de amenazar y sobornar al Gobierno africano en nombre de Venezuela.

«Me cuesta aceptar que, incluso después de que Venezuela haya declarado oficialmente mi inmunidad, ustedes no han hecho nada para rectificar la situación. No tengo ninguna duda de que su inacción tendrá consecuencias legales y políticas», enfatizó amenazante el barranquillero.

Además, en una especie de soborno, agregó que el régimen de Maduro puede brindarle más ayuda a Cabo Verde de lo que podría hacer Estados Unidos.

Pero la carta de Alex Saab no solo demuestra desesperación ante la inminencia de su extradición a suelo norteamericano. El texto lleva consigo una serie de ironías con las que los venezolanos no sabrían si reír o llorar.

Él denuncia «detención injusta»

Saab insiste en que está «detenido ilegalmente» a la espera de «una solicitud de extradición infundada y políticamente motivada por parte de Estados Unidos», sin embargo, el testaferro de Maduro tiene un juicio abierto en Miami por lavado de dinero.

Lo irónico de la denuncia de Saab es que defiende y trabaja para el régimen de Maduro, que mantiene tras las rejas a 382 presos políticos. Una tiranía que, a diferencia de Cabo Verde, viola los derechos humanos.

La mayoría de los detenidos por razones políticas aún no tienen un juicio abierto ni han sido condenados. Según cifras del Foro Penal venezolano, el 95 % de los presos políticos se mantiene tras las rejas sin que haya iniciado un proceso judicial.

¿Tratos inhumanos?

En la carta dirigida al primer ministro de Cabo Verde, Saab escribe que fue «básicamente secuestrado» y sometido a «tratos inhumanos» en el país africano. Apeló además a la sensibilidad del primer ministro haciéndole ver que «ha perdido 20 kilos de peso».

Mientras el testaferro de Maduro habla de tratos inhumanos, el régimen al que dice representar tortura a los presos políticos al punto de quitarles la vida. Al tiempo en que Saab adelgaza, en Venezuela murió por coronavirus Erick Echegaray, quien estaba ilegalmente preso en El Helicoide en Caracas.

Hay que recordar también al concejal Fernando Albán, quien murió en manos de las autoridades del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), tras «caer» del décimo piso, según la versión dada por la dictadura.

Para Saab son «tratos inhumanos» el estar detenido, para los venezolanos estar preso es cuestión de vida o muerte.

Pasaporte diplomático: un premio

Pero como si todo esto no fuera suficiente, en su carta Saab admitió que el pasaporte diplomático lo obtuvo como una especie de premio otorgado por el régimen de Maduro.

«A lo largo de los años he ganado la confianza de Venezuela porque he sido profesional y he lidiado con condiciones de pago difíciles, provocadas por los bloqueos a los que se ha enfrentado Venezuela», recalcó. Señaló que como pago a su «contribución» al país, la tiranía de Maduro le recompensó con la nacionalidad y con el cargo de enviado especial, «con la inmunidad diplomática y los privilegios que acarrea dicha posición», para «negociar con gobiernos extranjeros y empresas privadas la creación de nuevos canales para obtener y entregar los muy necesitados alimentos, medicinas básicas y recambios necesarios para la industria del petróleo» en Venezuela.

Mientras Saab alega que por «contribuir» con Venezuela recibió la nacionalidad y pasaporte diplomático, millones de venezolanos esperan por su pasaporte y otros documentos de identificación.

Son millones los que trabajan por el país, que contribuyen con la nación, a pesar de eso no pueden obtener sus pasaportes. De hecho, el pasaporte venezolano es uno de los más caros del mundo, cuesta casi 200 dólares.

Pero Saab, siendo colombiano, por ayudar a Maduro a eludir sanciones y negociar con las arcas del país, obtuvo un documento que le otorga inmunidad.

Soborno y amenazas en nombre de Venezuela

La última ironía cometida por Saab se dio en su intento por amenazar y sobornar a Cabo Verde en nombre de Venezuela, como si él tuviera ese poder: «su inacción tendrá consecuencias legales y políticas (…) Venezuela siempre lo tratará con mayor respeto y le presentará más oportunidades que Estados Unidos (…) Como enviado especial de mi país puedo ayudar a Cabo Verde más de lo que Estados Unidos lo hará en 100 años», concluye.

Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras, enfrenta una crisis humanitaria única en su historia, los salarios más bajos de la región, escasez de alimentos, medicamentos y gasolina. No obstante, Saab asegura que el régimen puede ayudar a Cabo Verde más que Estados Unidos.

Se trata de una ironía más donde Saab dispone de los recursos venezolanos y deja en evidencia cómo el régimen de Maduro está dispuesto a pagar lo que sea para lograr sus propios beneficios; esto, sin importar las paupérrimas condiciones de vida que enfrentan los venezolanos gracias al socialismo del siglo XXI.

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