Estas prácticas servirán a la Armada estadounidense para encontrar, hacer seguimiento o rastrear enemigos a larga distancia
El destructor, USS John Finn, de la Armada estadounidense ha conseguido lo que se trataría del disparo con la mayor distancia en la historia naval de misiles antibuque. Este impacto se ha llevado a cabo apoyándose en la información recabada gracias a las plataformas aéreas y y marítimas o a los drones.
El choque del misil lanzando consiguió colisionar contra un objetivo ficticio que se situaba a más de 400 kilómetros.
Este tipo de simulacros continuarán en marcha frente a las cortas sureñas de California, y lo que pretenden es ensayar nuevos tipos de combinación de barcos y aviones no tripulados.
Estas prácticas servirán a la Armada estadounidense para encontrar, hacer seguimiento o rastrear enemigos a larga distancia sin tener que poner en peligro sus naves ni exponerlos a ser encontrados por sus enemigos.
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