Personas en 6 continentes prueban vacunas contra el COVID-19

Un voluntario en Johannesburgo, Sudáfrica, recibe una vacuna experimental para el COVID-1 desarrollada en la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña, el 24 de junio de 2020. (AP Foto/Siphiwe Sibeko)

Personas en seis continentes ya están recibiendo pinchazos en los brazos al tiempo que la competencia por lograr una vacuna contra el COVID-19 entra a una fase decisiva en verano, con estudios aún más extensos para probar si alguna de ellas realmente funciona —y quizá ofrecer una panorama más real.

Investigadores británicos y chinos ya están probando posibles vacunas fuera de sus fronteras, en países como Brasil y los Emiratos Árabes Unidos, dado que el declive en el número de nuevos contagios en sus propios países les impide obtener respuestas claras.

Estados Unidos se prepara para comenzar la prueba más grande: 30.000 personas recibirán una inyección creada por el gobierno a partir de julio, y aproximadamente un mes después otras 30.000 probarán una vacuna británica.

Es probable que las personas que participen se dividan entre estadounidenses y voluntarios en otros países como Brasil o Sudáfrica, dijo a The Associated Press el doctor Anthony Fauci, de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés).

Si bien es optimista, “nos hemos equivocado antes”, advirtió Fauci.

Múltiples éxitos en múltiples partes del mundo son vitales.

“Esta no es una carrera sobre quién llega primero. Esto se trata de obtener la aprobación para la mayor cantidad posible de vacunas seguras y efectivas”, dijo Fauci, quien funge como director del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas de Estados Unidos.

Los expertos en vacunas dicen que es hora de fijar expectativas públicas. Muchos científicos creen que una vacuna contra el coronavirus no protegerá tanto como la del sarampión.

Si la mejor vacuna contra COVID-19 es solo 50% efectiva, “esa sigue siendo para mí una gran vacuna”, sostuvo el doctor Drew Weissman, de la Universidad de Pensilvania.

“Necesitamos empezar a tener esta conversación ahora”, para que la gente no se sorprenda, agregó.

A pesar de todas las promesas del gobierno de acumular dosis con la esperanza de iniciar la vacunación hacia finales del año, esta es la parte truculenta: Incluso si la inyección funciona —y es una que tu país había almacenado— únicamente las personas más vulnerables, como trabajadores esenciales, pasaran al frente de una fila muy larga.

¿Tu y yo estaremos vacunados este año? De ninguna manera”, dijo el economista de salud David Ridley, de la Universidad de Duke.

Las vacunas entrenan al cuerpo para reconocer y defenderse rápidamente de un germen invasor. Alrededor de 15 vacunas experimentales contra el COVID-19 se encuentran en diversas etapas de estudios en humanos en todo el mundo.

Y aunque no hay ninguna garantía de que algo salga bien, el hecho de que haya tres vacunas en pruebas finales ofrece mejores probabilidades, especialmente porque los científicos aún no saben qué tan fuerte debe ser la reacción inmune que deben desencadenar las inyecciones.

Medir eso con la primera vacuna probada “realmente nos ayudará a comprender todas las otras vacunas en desarrollo, ver si también tienen una oportunidad”, dijo la investigadora principal de la Universidad de Oxford, Sarah Gilbert.

Únicamente China está experimentando con vacunas “inactivadas” que son creadas desarrollando el nuevo coronavirus y matándolo. Las vacunas de Sinovac Biotech y SinoPharm utilizan la tecnología a la antigua, que requiere de producción en laboratorios de alta seguridad pero son confiables, similares a la fabricación de las vacunas contra la poliomielitis y algunas contra la influenza.

La mayoría de las demás vacunas en la reserva de proyectos no atacan a todo el germen, sino una parte fundamental —la proteína de “espícula” que recubre la superficie del coronavirus y le ayuda a invadir las células humanas. Los candidatos principales utilizan nuevas tecnologías que aceleran la producción de las vacunas, pero que aún no son puestas a prueba en personas.

El método de Oxford: Edición genética de un virus de resfriado de chimpancé para evitar su contagio, pero que pueda portar la información genética de esa proteína de “espícula” en la cantidad suficiente de células como para engañar al sistema inmune y hacerle creer que está padeciendo una infección.

Otra vacuna fabricada por los NIH y Moderna Inc. simplemente inyecta una porción del código genético del coronavirus que le instruye al cuerpo producir copias de púas inofensivas que el sistema inmune aprende a reconocer.

Los investigadores deben analizar a miles de personas no en lugares donde el COVID-19 va en aumento —porque ya sería demasiado tarde— sino en sitios con grandes focos de infección, detalló Fauci.

Únicamente si el virus empieza a propagarse en una comunidad varias semanas después de que los voluntarios recibieron una vacuna o un placebo —tiempo suficiente para que el sistema inmune se refuerce— los científicos tendrán la mejor oportunidad de comparar cuál grupo tuvo más infecciones.

A falta de una bola de cristal, los NIH cuentan con una red de pruebas de vacunación en Estados Unidos, Sudamérica y Sudáfrica, en espera de que finalicen sus decisiones sobre las pruebas a realizar este verano.

“Lo haremos en varios lugares y con cierto grado de flexibilidad”, para que los investigadores puedan virar rápidamente conforme los movimientos del virus, dijo Fauci. “Nada será sencillo”.


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